El marketing  farmáceutico digital o de atracción ha conseguido que, por primera vez, el sector pueda dar a conocer sus marcas y sus medicamentos de forma masiva, y sin vulnerar ninguna de las regulaciones publicitarias por las que se rige.

¿qué ha hecho el marketing farmáceutico digital para conseguirlo?

La respuesta es sencilla: en primer lugar, dejar de hablar de medicamentos y de sus propiedades y centrarse en la creación de contenido de calidad destinado a aquellas audiencias o grupos a los que la industria desea acercarse, y que están formados fundamentalmente por pacientes y prescriptores (tanto médicos como farmacéuticos).

Una vez generado ese contenido de valor, el siguiente paso consiste en que el público potencial lo encuentre en Internet. Aquí es donde intervienen los buscadores, que indexan estas publicaciones y las ofrecen a quienes buscan información sobre temas relacionados con la salud. Si se crea contenido para un grupo determinado de pacientes, al que se pretende dar soluciones, la empresa en cuestión recibirá en su web tráfico orgánico de este colectivo, lo que ayudará a construir una gran comunidad de usuarios con un perfil muy definido.

El marketing  farmáceutico digital soluciona otro problema: la dificultad de combinar el uso de diferentes herramientas tecnológicas, como el e-mailing o la gestión de blogs. Para los bloggers, utilizarlas todas al mismo tiempo era poco menos que un espectáculo de malabares. Por descontado, estos expertos también necesitaban conocimientos avanzados para poder desarrollar estas tácticas, y por supuesto, saber manejar las soluciones tecnológicas que hacían posible su labor.